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En God Winks, Annie Bosko refleja esos simples momentos que, aunque parecen casuales, tienen un significado especial. Un colibrí en la ventana, un encuentro inesperado en un bar, una llamada que llega justo cuando se necesita. La inspiración viene de una experiencia personal: el día que se cumplieron siete años de la muerte de su abuela, Bosko vio un colibrí y lo sintió como un saludo.
Ese instante la motivó a volver a tocar la guitarra que le regalaron cuando era niña. La letra une recuerdos, pérdidas y nuevas oportunidades, mostrando cómo a veces la vida nos regala pequeños detalles que ayudan a seguir adelante.
Con un estilo country sencillo y una producción sin complicaciones, la canción —escrita junto a Rachel Thibodeau, Jet Harvey y Michael Wilkes— transmite cercanía y esperanza sin necesidad de grandes discursos.