El décimo álbum de estudio de Miranda Lambert, Postcards from Texas, marca un nuevo capítulo en la carrera de la estrella country. La ex concursante de Nashville Star ha logrado consolidarse como una de las compositoras más destacadas y confiables de Nashville, y con este proyecto, regresa a sus raíces texanas.
Este nuevo álbum de 14 pistas, lanzado el 13 de septiembre bajo el sello de Big Loud y Republic Records, representa no solo su evolución artística, sino también una reconexión con su hogar. Tras anunciar su asociación con un nuevo sello discográfico y prometer música que reflejara fielmente quién es ella como artista y como persona, Lambert cumple esa promesa con creces en Postcards from Texas.
Grabado en los históricos Arlen Studios en Austin, Texas, el disco fue coproducido junto a Jon Randall, colaborador de toda la vida de la cantante. Este proyecto marca un hito importante, ya que es la primera vez que Lambert graba en Texas desde que tenía dieciocho años, antes de probar suerte en los escenarios de Nashville. Ahora, más establecida y con una carrera consolidada, regresa al estado que la vio crecer, dejando atrás los honky-tonks para abrazar su éxito en Music Row.
El álbum refleja esta dualidad: una estrella que ha encontrado su lugar en Nashville, pero que nunca ha olvidado sus raíces en el estado de la estrella solitaria. Con canciones como Armadillo y Looking Back on Luckenbach, Lambert rinde homenaje a su tierra natal, mientras que la colaboración con Parker McCollum en Santa Fe subraya su conexión con la nueva generación del country texano.
Además, Postcards from Texas también destaca el papel de Lambert como cofundadora de Big Loud Texas, una extensión del exitoso sello de Nashville, Big Loud, cuyo objetivo es desarrollar talento local. Este movimiento reafirma su compromiso no solo con su música, sino también con el futuro del country en su estado natal.
Entre las canciones más destacadas del álbum se encuentran la melancólica January Heart, el enérgico Wranglers (Extended) y Bitch on the Sauce (Just Drunk), un guiño al estilo despreocupado y audaz que siempre ha caracterizado a Lambert. El álbum cierra con Living on the Run, un tema que captura la esencia de su vida en constante movimiento, pero siempre con un pie en Texas.
Con este disco, Miranda Lambert demuestra que, aunque Nashville la catapultó al estrellato, Texas siempre será su hogar.