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Hay historias que comienzan con un paso. Un jubilado inglés llamado Harold Fry recibe una carta de una vieja amiga que está enferma y, sin pensarlo demasiado, decide cruzar Inglaterra entera a pie para verla. Sale de su casa en el sur del país con unas zapatillas inadecuadas, sin móvil ni mucho equipaje, convencido de que mientras siga caminando, ella seguirá viva. Esa es la esencia de la novela de Rachel Joyce que este año se convirtió en musical en los escenarios británicos, y para acompañar esa travesía improbable, el cantautor Passenger escribió una serie de canciones.
Entre ellas destaca “The Road Is Long”, un tema que Mike Rosenberg, el nombre real detrás de Passenger, incluyó en el álbum One for the Road, publicado hace unos meses como banda sonora completa del espectáculo. La canción es sencilla: una guitarra acústica, la voz cálida y algo ronca de Rosenberg y una letra que parece hablar directamente desde la experiencia de Harold.
“Este camino es largo y estoy tan lejos de casa”, canta al comienzo. Luego admite que a veces no se reconoce a sí mismo, que la fe flaquea y las dudas llegan en las noches solitarias. Pero siempre regresa al mismo punto de apoyo: “Sigo siendo el hijo de mi padre, sigo siendo el hijo de mi madre, y ellos saben, como yo sé, que el camino es largo”.
Es una pieza directa, de las que Passenger ha ido puliendo desde que tocaba en las calles de Brighton hace más de quince años. No busca grandes efectos ni coros épicos; se apoya en una idea simple que atraviesa toda la historia: crecer implica alejarse, pero también llevar encima aquello que nos formó.
Passenger nació en Brighton, Inglaterra, y construyó su carrera como cantautor a partir de un enfoque íntimo y acústico. A lo largo de los años publicó varios discos de estudio, entre ellos All the Little Lights, Whispers y Runaway, trabajos que ayudaron a definir su estilo narrativo y su manera de contar historias desde lo cotidiano. Ese mismo enfoque es el que atraviesa su participación en el musical inspirado en el viaje de Harold Fry.
En “The Road Is Long”, Passenger no escribe solo sobre una caminata física, sino sobre el peso de seguir adelante cuando todo invita a detenerse. La canción vuelve una y otra vez a la idea de identidad, a ese origen familiar que funciona como sostén cuando el cansancio y la duda aparecen. Harold Fry avanza sin certezas, pero con la convicción de que mientras siga en movimiento algo todavía puede salvarse. El camino no promete respuestas inmediatas, pero deja abierta la posibilidad de reconciliarse con lo que uno fue y con lo que todavía puede ser.