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Kelsea Ballerini presentó hace unas horas el video musical oficial de Emerald City, una pieza que acompaña el tono introspectivo de la canción con una propuesta visual cuidada y coherente con su mensaje. El lanzamiento llamó la atención por la forma en que imagen y letra avanzan juntas, sin apoyarse en recursos exagerados.
La canción aborda la inseguridad y los celos dentro de una relación, usando el color verde como metáfora de la envidia que aparece incluso cuando no se la quiere admitir. Esa idea atraviesa todo el clip, tanto en la paleta elegida como en los distintos escenarios que funcionan como reflejo de un mismo estado emocional.
La llamada “Emerald City” no se presenta como un lugar físico, sino como un estado mental. En el video, esa sensación se construye a través de recorridos nocturnos por la ciudad, con una Ballerini que camina sola, observando y avanzando sin un destino claro. En algunos pasajes, la lluvia acompaña esas escenas urbanas y refuerza el clima introspectivo sin ocupar un rol central.
El contraste aparece en las escenas filmadas en espacios abiertos, entre campos y flores, que aportan una calma visual momentánea. Sin embargo, ese cambio de entorno no termina de disipar las dudas que atraviesan la canción, sino que las muestra desde otro lugar, más expuesto y vulnerable.
Otro elemento que suma tensión es el teléfono, que aparece como símbolo de una presencia que puede irrumpir en cualquier momento y reactivar las inseguridades. Su uso es breve y sutil, pero suficiente para sostener la inquietud que plantea la letra.
El video de Emerald City no intenta dar respuestas ni cerrar la historia. Se apoya en una puesta simple, en la atmósfera y en la interpretación de Ballerini, dejando que cada espectador saque sus propias conclusiones.