Rianne Downey viene sumando buenas críticas en el Reino Unido desde que liberó The Consequence of Love en octubre, y dentro de ese disco lleno de matices, “Sunblind” se volvió la favorita de muchos, incluida parte de la prensa británica. La historia de su carrera también acompaña este momento: debutó con el single “Fuel to the Flame” en 2021, ese mismo año lanzó su primer EP homónimo y, desde entonces, todo fue creciendo de manera constante.
En 2023 se unió a la gira de Paul Heaton (The Beautiful South) como vocalista, con presentaciones que la llevaron al Pyramid Stage de Glastonbury, al TRNSMT y a otros festivales importantes. También ha teloneado a Paolo Nutini y The Snuts, ampliando su camino en vivo antes de lanzar, en octubre de 2024, su álbum debut The Consequence of Love. Actualmente vive en Liverpool y está de gira, moviéndose entre salas y festivales donde su música va encontrando cada vez más público.
La canción arranca con un banjo cálido que roza lo country-folk, como esa música que te acompaña sin apurar, casi de tarde al sol. Cuando entra la voz de Rianne, el clima cambia: todo se vuelve más cercano. Habla de esa etapa del enamoramiento en la que dudás si lo que sentís es real o una ilusión que elegís creer. “I’ve got a boy, he’s like water running through my hands”, canta, y con esa imagen ya deja claro que lo firme y lo fugaz pueden convivir en el mismo gesto.
El estribillo funciona por repetición: “You got me sun-blind / And I’ll be sun-blind”. Hay algo de rendición tranquila en esa frase, como aceptar que la luz encandila, pero igual quedarte ahí. La canción juega con esa entrega que puede doler después, pero que en el momento se siente inevitable.
Aunque suena ligera y fácil de escuchar, la letra tiene un peso que aparece en líneas como “he’s got lightning coursing his veins” o “as pure as a heart that is healing”. Son imágenes simples, casi de charla en un bar, de esas que salen cuando hablás de historias que todavía te mueven algo por dentro.
La voz de Rianne completa la escena. Tiene un timbre dulce con un toque áspero y un acento de Glasgow que la vuelve muy reconocible. Canta como quien confía un secreto, y por eso la canción termina llegando más hondo de lo que parece al principio.
El videoclip liberado hace horas acompaña sin buscar protagonismo: ella en casa con la guitarra, la cámara cerca, el perro rondando, algunas risas espontáneas. Nada más. “Sunblind” ya trae de por sí la cercanía que necesita.
Al final, lo que hace que esta canción funcione tan bien es que suena familiar sin perder frescura. De esas que ponés en bucle sin darte cuenta y que seguís tarareando días después, casi como si las hubieras escuchado toda la vida.