Morgan Wallen baja el ritmo y se pone más narrativo con 20 Cigarettes, una canción que deja de lado las fiestas y las grandes multitudes para centrarse en una historia breve, intensa y cargada de nostalgia. A través de una noche cualquiera en Nashville, el cantante convierte una cajetilla de cigarrillos en el hilo conductor de un encuentro que empieza con humo y termina con silencio.
La historia arranca en un “deck de secuoyas en Demonbreun”, donde Wallen conoce a una mujer que se separa de sus amigas y se acerca a él. Entre cigarrillos, tragos y charla, la conexión surge rápido. La letra detalla cada paso con precisión visual: las luces de la ciudad, la camioneta vieja, el aire cálido del verano. Todo está contado con ese estilo cinematográfico que Wallen maneja tan bien.
Cada cigarrillo encendido marca un momento de esa noche que avanza. De los veinte del paquete, quedan trece cuando ambos salen a recorrer las carreteras, cantando Take Me Home, Country Roads con las ventanas bajas. El relato se vuelve cada vez más íntimo, hasta terminar en una escena bajo la luna, donde la pasión y el desenlace se funden en un mismo respiro.
El cierre, con “That lucky cigarette laying on our backs”, condensa toda la emoción del tema. El último cigarrillo simboliza lo que queda de esa noche: un recuerdo, un instante, una sensación que se disuelve como el humo. “She was gone like that”, canta Wallen, dejando claro que todo lo vivido se esfumó tan rápido como empezó.
Musicalmente, 20 Cigarettes combina la raíz country con una producción más suave y atmosférica. La voz de Wallen suena relajada pero con un tono melancólico que sostiene la historia hasta el final. No busca dramatizar, sino contar algo simple y real: una noche que no se olvida, aunque ya no quede nada.
Desde su lanzamiento en el álbum I’m the Problem, el pasado mayo, la canción ha llamado la atención por su honestidad y su manera de capturar lo pasajero. No hay moralejas ni grandes declaraciones, solo una historia bien contada, con aroma a tabaco, carretera y noche.