Conocido por su habilidad para capturar el realismo crudo y las emociones crudas del amor y el desamor, la habilidad de Brantley Gilbert para crear baladas conmovedoras brilla en el nuevo sencillo Over When We're Sober, un poderoso dueto con la nueva artista femenina de ACM. Ashley Cooke, nominada al premio del año.
Over When We're Sober es una historia escrita por Gilbert con Jason DeFord 'Jelly Roll', Brock Berryhill y Justin Wilson, Gilbert y Cooke aportan una mezcla dinámica de pasión y arrepentimiento a esta pieza musical.
It’s only over when we’re sober - We don’t believe it when we say goodbye - We always say we want some closure - Last night was just another last time - Rewind to I hate you and you hate me - ‘Til three shots of that whiskey - Turns into I miss you and you miss me - They say it’s over when it’s over - But they don’t know us - It’s only over when we’re sober, reflexionan Brantley y Ashley en el coro.
Solo termina cuando estamos sobrios - No lo creemos cuando decimos adiós - Siempre decimos que queremos un cierre - Anoche fue solo otra última vez - Rebobina hasta Te odio y tú me odias - Hasta los tres tragos de ese whisky - Se convierte en Te extraño y tú me extrañas - Dicen que se acaba cuando se acaba - Pero no nos conocen - Sólo se acaba cuando estemos sobrios, reflexionan Brantley y Ashley en el coro:
Se acaba cuando estemos sobrios, una historia musical que se escribe en la resaca de sus cuerpos, envueltos en los vestigios de la pasión, aún huele tu perfume como un eco persistente de lo que fueron. La luz del amanecer los encuentra separados, pero el calor de la noche pasada se rehúsa a desvanecerse. Su maquillaje en la funda de la almohada y su lazo para el cabello junto a la cama son las cicatrices de un amor tan tóxico como inevitable.
Se prometieron distancia, pero la cama aún se mueve, atrayéndoce con la fuerza de lo prohibido. En la embriaguez de los besos y el whisky, tus te odio se transforman en te extraño. Dicen que todo terminará cuando esten sobrios, pero sus almas, enredadas en el deseo, saben que la sobriedad no es más que una ilusión.
Se encuentran una y otra vez, atrapados en el círculo vicioso de un amor que arde y consume. Sus ojos, llenos de una promesa silenciosa, se buscan en la penumbra de ese bar. La banda toca Closing Time, y aunque sus labios proclamen adioses, sus cuerpos confiesan la verdad: dicen que lo suyo sólo se acaba cuando esten sobrios.
Y en la embriaguez de una nueva noche, la lleva a casa. El deseo desnudo. ella y él, en el eterno retorno de un amor que sólo entiende de fuegos y resacas, consumidos en la llama de lo que nunca se apaga.